Símbolos divergentes

Cuando miro fijamente
una figura
descubro que lo que veo
no es la imagen
de lo que veía,
sino densas figuraciones
de sueños anegados
por respiraciones inesperadas.


Entonces escribo:
sin mojarme los pies
con aguas estrepitosas,
ni atarme las manos con lazos limitantes;


escarbo las redes
tejidas dentro de mí
por sueños perforados,
y veo cucharas
recogiendo relojes rotos
por los gritos
de la sal enardecida.


Pero también veo palomas
en la madriguera del sexo,
fundando procreaciones
de sabores áureos.

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