Reclusión incontable

El universo
improvisa giros continuos
con su contenido excéntrico
de cosas imposibles.


El hombre lo transita
en vaivenes interminables,
sostenido por deslizamientos
demasiado inciertos;


entonces ocurre
que confunde las puertas
que se abren hacia fuera
con las que solamente
sirven para entrar.


Y aunque insista
se va quedando al costado
de todo,
como si la travesía
la hubiera emprendido
para comprobar la solidez
de su encierro.

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