Como una palabra
de infinito vuelo,
con tu andar inaccesible,
fundas el incontable espacio
donde habita la mirada.
Resucitas el verano;
maduras la manzana
que llevo a mi boca,
y mi lengua juega
con el sabor anunciado,
pleno de húmedo silencio.
Yo que buscaba cosas
de noble significado,
y símbolos
de influencia numeral,
estoy invadido
por la interminable
murmuración de la piel
y sus sílabas talladas.
Hay algo total en tu hora
que me disuelve
de ser pensante,
que estalla
como el hambre.
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