Íconos nómades
de cinco alas
vuelan en la armonía de la escala.
Y de la madera sonora
gotean fluidos
que encienden la lucidez
de los frutos
y el despertar de la cigarra.
Sucede cuando las manos
en confabulación con el teclado
y sus movimientos flotantes
ensamblan el discurso
de la música fecunda.
A la profesora Elba Carrara
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