Alegoría

En el centro
de la antigua biblioteca,
carbonizada por la penumbra
y el silencio
una silla, cuyo material
no diviso plenamente,
aunque sospecho que no es real.


Y en ella, inmovilizado
por un tiempo insubstancial
el fantasma de Borges,
repetido hasta el infinito
por un espejo circular
en la breve
esfera del Aleph.

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