Nada de cielo siempre el silencio
André Bretón
Vuelvo a mis formas
insisto en mi ahogada
apariencia indefinida;
veo la inconclusa multitud
de intactos altavoces
y cigarras mutiladas
por el instinto irremediable
de lo doliente.
Es que la luz
se ha transformado
en una boca circular,
acechada por la previsible
sombra concéntrica
de los relojes sin cielo.
Son relatos de circuitos
copiados en pizarras
de rancios discursos numerados
y lenguas mordidas por el invierno.
Son desfiles inhóspitos,
perforaciones temporales
de gramática dudosa
y anunciada ausencia
desvelada por longitudes
herméticamente perpetuas.
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